Hasta el cielo se puso a llorar

Falleció Raúl Alfonsín, un político ejemplar, la gente se volcó a las calles de la ciudad para rendirle su último homenaje.

Tenía 82 años, estaba muy enfermo, afectado por un cáncer de pulmón con metástasis ósea, cuadro que en los últimos días se había complicado por una neumonía broncoaspirativa.

Era la noche del martes 31 de marzo, mientras una multitud se había reunido frente al domicilio de la avenida Santa Fé para rezar y encender velas, cuando el médico que lo atendía, Dr. Alberto Sadler, ante las cámaras de televisión hizo el anuncio oficial que Alfonsín había fallecido a las 20.30.

El médico explicó "Falleció tranquilo en su domicilio. Estaba dormido, con deterioro sensorial", detalló "Todo ocurrió con suma tranquilidad, con todos sus familiares alrededor".

Avanzada la noche, el cuerpo sin vida fue retirado del domicilio en una ambulancia para prepararlo y llevarlo luego al Salón Azul del Congreso Nacional, donde a partir de las 10 de la mañana del miércoles el público desfiló incesantemente para brindar su último adiós a tan destacada figura de la política argentina. El ingreso fue por la explanada de la esquina de las avenidas Entre Ríos y Rivadavia. Desde allí y hacia la Avenida Callao se pudo ver una multitud esperando ordenadamente para poder ingresar al Palacio Legislativo.

A pesar de las inclemencias del tiempo, la gente resistió estoicamente durante la noche y la mañana del jueves para pasar frente al ataúd del líder Radical y se vieron muchísimas demostraciones de afecto y reconocimiento al primer presidente del recientemente cumplido cuarto de siglo de la nueva democracia post dictadura militar.

A las 10 de la mañana del lluvioso jueves ingresaron las últimas personas del público, y luego se procedió al cierre del ataúd para luego hacer la misa de cuerpo presente en las escalinatas del Congreso.

Luego de la ceremonia religiosa oficiada por Monseñor José María Arancedo, la caravana se puso en marcha rumbo al Cementerio de La Recoleta, transitando por la Avenida Callao bajo una lluvia de flores que la gente arrojaba a su paso.

Finalmente, sus restos fueron llevados al Panteón de los caídos en la Revolución de 1890, donde, entre otros, descansan Leandro Alem, Arturo Illia e Hipólito Yrigoyen.

www.info-almagro.com.ar (02/04/09)
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