TEATRO ALTERNATIVO



Apenas quince años atrás, la cartelera porteña daba para todos los gustos. Mirtha Legrand se probaba un sinfín de trajecitos en "Tovarich", mientras Nacha Guevara se tiraba el pelo para atrás para hacer "Eva" y el cuarteto compuesto por Brandoni, Bianchi, Manso y Contreras protagonizaba "Made in Lanús". En la avenida Corrientes, Carlos Perciavalle se calzaba todas las lentejuelas habidas y por haber para, junto al entrañable Tato Bores, ponerle el cuerpo a "La cage aux folles". Las luces del centro en todo su esplendor.
De todos modos, el barrio por excelencia del teatro under (término con sabor nostálgico de los ochenta) estaba a varias cuadras de Corrientes. San Telmo era el centro de ese margen, con salas como La Gran Aldea, el Teatro Contemporáneo, el Estudio, Los Patios de San Telmo y -básicamente- el mítico Parakultural. En esa zona, junto a la movida dominguera de la Plaza Dorrego y los Encuentros en el Parque, se agrupaba el consumo cultural alternativo (término más cercano a nuestros tiempos).
Pero por las calles de Almagro y Palermo Viejo pasaba poco. En Palermo estaba el Teatro Espacios (que durante años estuvo cerrado y que la temporada última reabrió sus puertas como Auditorio Cendas), varios unipersonales se presentaban en La Casona del Conde de Palermo y estaba la sala Viejo Palermo, coordinada por Susana Torres Molina, en la cual hace justamente 15 años Doris Petroni ofrecía un unipersonal dirigido por la talentosa Ana Itelman. En la zona del Abasto apenas seguía su curso el Teatro La Fábula, un clásico que todavía está en pie. Sin embargo, en apenas un poco más de una década, el mapa teatral porteño tuvo fuertes modificaciones. Una especie de corrimiento, de mudanza sigilosa sin planificación alguna ni urbanistas pensando a largo plazo. A las pruebas:
Caso testigo 1: en 1986, Cristina Banegas abría su casa estudio de la calle Lerma como teatro con "El padre", un maravilloso e inquietante montaje de Alberto Ure. A fuerza de puro talento, el espectáculo se convirtió en un verdadero objeto de culto. "Como el lugar ni tenía nombre, porque no contábamos con la habilitación municipal, apareció en algunos diarios como Auditorio Lerma, hasta que lo llamamos El Excéntrico de la 18. Fuimos los primeros en instalarnos en Villa Crespo. Para ese momento todavía Palermo Viejo no estaba de moda, ¡qué va!", recuerda la talentosa actriz y directora.
No estaba de moda, pero parece ser que ahora sí. Tanto que unas 15 salas/bares/restaurantes de Palermo Viejo-Villa Crespo presentan desde unipersonales hasta montajes firmados por varios de los mejores directores de la actualidad.
Caso testigo 2: en diciembre de 1989, Graciela Casabé y Javier Grosman inauguraron Babilonia en la calle Guardia Vieja. El primer espectáculo de peso que se presentó allí fue "Paso de 2", de Eduardo Pavlosvky y dirección de Laura Yusem. "La gente creía que estábamos locos porque desde el cierre del Abasto ya nadie pasaba por Guardia Vieja. Era un lugar de persianas bajas, terrenos baldíos y un señor que te decía que te cuidaba el coche mientras veías la función. Daba miedo, pero no pasaba nada. De a poco el barrio fue creciendo. En la calle Humahuaca se abrieron El Callejón de los Deseos y El Galpón del Abasto, y hasta aparecieron lugares aledaños -como El Codo o el bar Fernandeses- que le fueron dando onda al barrio. Con el paso del tiempo se comprobó que lo que la gente del shopping, del hipermercado y los especuladores financieros pensaban como el boom del Abasto no fue tal. En definitiva, lo que le dio identidad a la zona fue toda esta movida, que la convirtió en un polo cultural.
Comprobar eso fue verdaderamente mágico", apunta la misma Casabé, actual directora del Festival Internacional de Buenos Aires, que se iniciará el miércoles.
Babilonia cerró sus puertas a principios de año. De todos modos, su impulso inicial se contagió a otras 15 salas que se encuentran hoy desparramadas por Abasto y Almagro.
Sin proponérselo, El Excéntrico y Babilonia se convirtieron en los pioneros de un corrimiento de espacios teatrales alternativos. Una mudanza verdaderamente numerosa. Tanto que contando las salitas del Abasto, Almagro, Palermo Viejo y Villa Crespo superan en cantidad a los teatros comerciales e independientes (es decir, sin contar a los oficiales) ubicados en la avenida Corrientes, entre Callao y el bajo, y sus calles adyacentes. Allí, en ese eje histórico, hay 19 teatros contra las 29 salitas (seguramente alguna puede haberse perdido en el recuento final) que en estos últimos 15 años coparon los alrededores del Abasto y la placita Cortázar.

Medida por medida
Para entender la dimensión de este fenómeno vale hacer cruzar otros datos: por la avenida Corrientes están los teatros con mayor cantidad de butacas, de mayor capacidad de producción. Tanto que contando apenas las dos salas del Paseo La Plaza (972 butacas) más las cinco del Multiteatro (1500) superan con creces los 1700 asientos disponibles en los alrededores de Almagro y Palermo Viejo. Un cálculo al que se llega tomando como promedio unas 60 butacas por espacio teatral. Claro que, desde otra perspectiva, si se analiza la programación de estos lugares, tranquilamente se puede afirmar que por esos lares tan poco afines a los carteles de neón (sin ir más lejos, El Excéntrico de la 18 ni posee un mínimo cartel que diga "teatro") se presentan los montajes más personales, inquietantes y que dan verdadera personalidad al teatro porteño actual. Esa misma escena que tanto interesa y seduce a los programadores internacionales que llegan para ver qué hay de nuevo en Buenos Aires.
La misma Banegas explica un fenómeno del cual, sin proponérselo, se convirtió en toda una pionera: fusionar el estudio teatral con la sala. "En El Excéntrico estrenamos "El padre" porque no teníamos dónde hacerlo. Y eso fue derivando en algo que ni pensamos, porque comenzaron a surgir espacios alternativos de otros directores, como Lorenzo Quinteros, Laura Yusem o Ricardo Bartis, que armaron sus propias salas. Y en esas salas se ofrecen trabajos verdaderamente novedosos." Habría que agregar que esos espacios ayudaron a definir la renovación teatral.
De todos modos, el surgimiento de estas salas habla de otro fenómeno casi inexplicable desde la perspectiva económica. Algunas de esas cajitas de zapatos , como las llama el dramaturgo germano Matthias Lilienthal, crecieron en medio de un país que se achica. Sin embargo, ellas hasta se agrandaron.
Tanto es así que, por ejemplo, en la ex casa de Cristina Banegas hasta la cocina se convirtió en una salita teatral. O, en pleno corazón de Palermo Hollywood (¡qué denominación poco lograda!), hace dos meses se abrió Palermo Viejo, una sala con capacidad para 60 espectadores en la que actualmente se presenta "El punto fijo".

Del teatro al café
Tanto en el Abasto como en Palermo Viejo la movida vino acompañada o motorizada por una cantidad de emprendimientos que forman un paisaje atractivo para cualquier espectador inquieto. "Durante las vacaciones de invierno muchos padres nos contaron que preferían estas salas a las de Corrientes", cuenta Mariela Pruss, encargada de Cendas.
Quizá se deba a que en pleno Centro porteño la crisis se vive con mayor intensidad. Y ante ese panorama, el paisaje de Palermo es más cool (uno de los términos predilectos de la zona). Los alrededores de la plaza Cortázar se han convertido en una de las zonas con mayor oferta y mayor consumo cultural. Una oferta que va desde restaurantes a negocios de diseño de objetos e indumentaria, pasando por bares, lugares de encuentro y teatros nuevos. Entre todos arman un combo sumamente tentador.
Sumados a esa movida, varios bares y restaurantes de la zona de Palermo han incorporado espectáculos unipersonales o shows de varieté. El pionero fue El Taller, un clásico de clásicos de la plaza de Serrano y Honduras, que desde hace siete años ofrece actividad teatral. El último en sumarse fue el bar-restaurante Cortado, que también oficia de estudio de grabación para "Un cortado", el programa que emite Canal 7.
Abasto también tiene lo suyo. Si Babilonia fue la punta de lanza, el Callejón sigue su rumbo, y bares como El Imaginario o el espacio de arte Belleza y Felicidad aportan su personalidad a la zona. Por el lado de Almagro, andan con ganas de armar estrategias expansivas. Por ejemplo, Mariana Armelín, coordinadora teatral del Espacio La Tribu, imagina nuevos horizontes en una asociación con la sala Del Otro Lado, ubicada frente a La Tribu, y con La Fábrica Ciudad Cultural. "Tenemos la intención de armar un circuito de abonos entre las tres salas", comenta Armelín.
Con estas cartas en la mano, la movida de Abasto y Palermo sigue creciendo. Las cajitas de zapatos siguen ganando su espacio, aportando sus mejores fichas a la renovación teatral.
Autor: Alejandro Cruz

90 espectáculos
Sumando todo lo que se puede ver en las salas alternativas, comerciales y oficiales, los viernes y los sábados, que son los días de mayor actividad teatral, en la ciudad de Buenos Aires se ofrecen cerca de 90 espectáculos. Las propuestas, de la más variada calidad artística, cubren un amplio abanico de público, de acuerdo con la variedad de gustos y de posibilidades económicas.

Sólo para exigentes
Las mejores propuestas alternativas
Es cierto: las salas de este barrio teatral son pequeñas, pero se las traen. A los hechos: en el Callejón de los Deseos, el trío Tantanian-Daulte-Spregelburd continúa con la desopilante "La escala humana", mientras que Ciro Zorzoli ofrece allí "A un beso de distancia", un trabajo inquietante. En El Camarín de las Musas, el director Jorge Sánchez presenta "La masa neutra", otra elogiada obra del circuito. David Amitín repuso en El Ombligo de la Luna su versión de "Bartleby", y Paco Giménez presenta su delirante "Ganado en pie" en El Portón de Sánchez. En La Almohada, Federico León está realizando las últimas funciones de "1500 metros sobre el nivel del mar", un montaje que los festivales internacionales devoran.
En este menú para exigentes no se puede dejar afuera al Sportivo Teatral, con "La bohemia" y "Tanta mansedumbre", a El Excéntrico de la 18, donde Cristina Banegas repone hoy "La morocha", ni al unipersonal de Carlos Belloso en el Actor´s Studio. El mejor teatro para exigentes.

Fuente: Diario LA NACION 08/09/2001 Página 1 Espectáculos

Además de las citadas en la nota precedente, hay otras salas dentro del perímetro de nuestro barrio y muy cercanas al mismo:
Teatro del Pasillo
Teatro Anfitrión
Teatro La Otra Orilla
Teatro La Usina
Centro Cultural "El Quijote"
Centro Cultural Fray Mocho
Teatro de la Luna
La Casona Cultural de Humahuaca
Entre Casa del Espectáculo (lamentablemente cerrado en agosto)